Exposición

A su novio no le gusta que él fume.

Julio / jueves 11 - Septiembre / lunes 2 Diseño Gráfico Nave 1
#Exposición

A 200 millas en un jet ski anda él y ni siquiera se percata. Imagínate, siempre está buscando la esencia de las personas, lo mismo de forma enfadada que desenfadada, nunca se sabe y eso es lo que lo hace tan peculiar, tan licra y gangarrias, tan caminar a su capricho, tan extinto como abundante, tan transparente. Es también la razón por la que bostece inconforme cada vez que dice (con su frenético flujo de palabras exactas): "#AMiNovioNoLeGustaQueYoFume". Pero ¿qué culpa tiene él que se dé un aire a Mía Wallace y Marlon Brandon al mismo tiempo, cuando se empina el cigarro matutino, vespertino y antojado?

Es entonces cuando decide drenar, cuando se propone darle un poco de color al humo que su novio detesta y se pone a resucitar guajiros, tipazos de dos metros con barba y sin tapujos, hombres de mirada que pesan kilos sobre los hombros, y como si fuera la última vez que fuera toma un lápiz, los transforma en tritones, samuráis y vete a saber tú cuánta mitología le arrebate su serenidad e imaginación. Los resucita, los perfecciona, o los inventa, pero eso sí, siempre los eterniza. Cada vez que nace un retrato, al otro lado de la calle un fulano cualquiera suelta las amarras y se pone a barrer su alma con un perreo de esos que ya no se ven.

Muy Roberto, mucho Roberto, demasiado Roberto en una ilustración. A veces da la impresión que es al revés; que sus ilustraciones son las que lo pintan a él, sentado en la banqueta más flaca de todo el estudio, la baqueta que lo acerca al suelo, más cerca aún de lo que ya están sus pies. Y seduce como loco, como cuerdo, como esquizofrénico que halla hasta el último rincón benevolente a las cosas que ama.

Y ya, que no hay tiempo para estirar todo el asombro acumulado que provoca su arte por encima de la cartulina. Roberto, te debo el desquite a tanta impresión, hermano.

Por: Amel Martínez.